viernes, 13 de julio de 2007

El velo del conocimiento


El velo del conocimiento


J.luis f.

Durante el viaje espiritual que realizamos cuando partimos del cielo a la tierra al momento de la reencarnación, se dice que la deidad del Infortunio toca nuestra espalda generando una perdida de memoria temporal, la cual tiene como finalidad aparente obstruir la consciencia de nuestro destino en la tierra.

Una vez allí, vamos tropezando con la vida y más específicamente con Eshu, para obtener las vivencias que han de dar paso, entre otras cosas, a recuperar el conocimiento perdido durante ese viaje. Por ello, muchas veces nos negamos a nosotros mismos y a los demás, verdades o conocimientos que no compartimos, que no entendemos o que no aceptamos, por una simple razón: “Porque no tenemos la energía necesaria para recordarlo”.

¿Cuantas veces nos ha tocado desechar un libro, una conversación o un simple consejo; por no ser capaces de entender lo que nos quieren decir? ¿Cuántas veces hemos tenido que volver a leer el mismo libro hasta poder comprender medianamente o a plenitud su contenido? Y, ¿Cuántas personas conocemos que con una simple ojeada a ese mismo libro son capaces de extraer explicaciones lógicas que nos hubiera tomado años descifrar?

Todas las respuestas están dentro del ser humano, en su Orí (su Alma). En su capacidad para traspasar el Velo que oculta su propio conocimiento.

Pero, ¿Cómo lograrlo?

Guarda silencio. No se puede escuchar y hablar al mismo tiempo. Cuando permaneces en silencio dejas el canal abierto para la comunicación espiritual. Quienes nos afanamos en gritar todo lo que creemos que sabemos, ufanándonos de que, la nuestra es la única verdad, ahogamos esa voz interior de nuestro Orí que trata de mostrarnos todo lo que hemos acumulado durante siglos y todo lo que heredamos del Padre Eterno.

Desecha todo fanatismo. La vehemencia obcecada, parezca o no racional, hacia cualquier persona, idea, filosofía o religión nos impide ver con profundidad y escuchar nuestro yo interno. Cuando el Padre Eterno nos colocó en este plano lo hizo con la finalidad que pudiésemos recuperar nuestras características espirituales originales, para ello nos otorgó “libre albedrío” de escoger el camino que consideremos mas apropiado. El hecho de pertenecer o no a determinada religión, a determinado circulo social o cultural, no coloca a ninguno de sus hijos como su enemigo...

Respeta las ideas y las formas de los demás. Se tolerante. Evita las críticas; si una persona no nos ha pedido consejo acerca de su vida es porque nuestra opinión no es relevante en ese momento y probablemente no sería comprendida o asimilada, por tanto es aconsejable aplicar el principio de “Guardar Silencio”.

Lo más importante que nos concierne en este plano no son los Orisha, ni la Religión, ni la territorialidad, ni la sociedad, ellos son solo instrumentos o medios; lo más importante es nuestro Orí (nuestra Alma), cumplir nuestro destino para poder rasgar el velo que nos separa del conocimiento y del poder para decretar, que nos fue dado por el Padre Eterno y que es lo que nos hace realmente a su imagen y semejanza.

Que su Orí los guíe y el Padre Eterno los bendiga

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